Animales positivos, listas negativas
Manuel Fuentes Lamas, veterinario y cetrero.
Conseguir un objetivo es un proceso costoso que la mayoría de las ocasiones implica un gran esfuerzo.
Normalmente, cuando surge un problema que ocasiona un perjuicio se activa nuestro estado de alarma y la maquinaria defensiva se pone en marcha para intentar erradicar o al menos minimizar sus posibles consecuencias negativas. Es primordial detectar la agresión lo antes posible pero más importante es poner los medios proporcionales y adecuados para erradicar el problema en el menor tiempo posible. Casi siempre, el intervalo de tiempo entre la detección del problema y la toma de decisiones para corregirlo es uno de los factores determinantes para evitar su expansión y conseguir su control.
Por desgracia, son múltiples los problemas que acucian a la forma de vida de las personas que vivimos en el entorno del mundo rural: el encarecimiento de la electricidad, el diésel o los elevados precios de los cereales han ocasionado en los últimos meses un gran varapalo a nuestra economía. Alguien ajeno a nosotros ha decidido cargar sobre nuestras espaldas de forma sibilina la resolución económica de los problemas generados artificialmente por ellos mismos, aumentando la recaudación económica “por la puerta de atrás” y no precisamente a costa de los “ricos”, sino de lo que queda de la antigua clase media española.
Hace poco más de un mes se ha sembrado el maíz y no pocos ganaderos han intentado aumentar la extensión dedicada a este cultivo para minimizar el impacto económico en sus explotaciones de las subidas de impuestos antes mencionadas y para colmo de males hace su aparición en escena el jabalí… una pesadilla.
Tiempo y dinero invertido en preparar la tierra, trabajo dedicado a sacar adelante nuestra explotación y, de repente, se cumplen nuestras peores sospechas: hectáreas recién sembradas levantadas por piaras de jabalíes que campan a sus anchas prácticamente sin ningún tipo de control.
El disgusto, el enfado y las ganas de abandonarlo todo pasan fugazmente por nuestra mente, pero no. Volvemos a sembrar… quizás un maíz de ciclo más corto, que no fue nuestra primera opción, porque su rendimiento es menor, pero seguimos ahí en la lucha diaria contra viento y marea.
La ausencia de depredadores naturales, exceptuando al lobo, la demonización persistente del mundo de la caza y de quien la practica, el abandono de las actividades agrarias y el confinamiento prolongado de hace unos meses son algunas de las principales causas del crecimiento exponencial tan acusado de los últimos años.
Estoy seguro que esto tiene solución y una parte importantísima de ella pasa por la necesaria colaboración del mundo de la caza.
Los cazadores, muchos de los cuales son también ganaderos y agricultores frecuentemente demonizados por algunas asociaciones y sectores de la sociedad, son a la vez, los sufridores y la solución al problema. Hay que tener la valentía suficiente para afrontar este problema y tomar las medidas adecuadas para resolverlo o, al menos minimizarlo. La población de jabalíes ha “conseguido” hoy el estatus de plaga y como tal hay que tratarla. Es necesario un control rápido, eficaz y exhaustivo de sus individuos; no valen medias tintas, equidistancias calculadas ni abstenciones de perfil para contentar a todos y no enfadar a nadie, básicamente porque lo que se consigue con actitudes titubeantes y pusilánimes, además de no resolver el problema, es justamente el efecto contrario, no contentar a nadie y enfadar a todos.
No debemos pensar que las únicas consecuencias de esta plaga son a nivel agrario. Los accidentes en las carreteras españolas provocados por los jabalíes han experimentado un gran aumento y son con diferencia la principal causa de atropellos por animales. La irrupción de enfermedades en cualquier población animal cuyo número se dispara exponencialmente es un hecho constatado. No esperemos con los brazos cruzados a ver cómo aumentan los casos de tuberculosis en nuestra cabaña ganadera. Si nadie le pone remedio, ocurrirá.
Ojalá quien tiene la responsabilidad de resolver este problema sea valiente, ponga los medios necesarios y cuente con las personas adecuadas para resolverlos, aunque viendo los antecedentes, lo dudo.