Nuestra joya Ibérica
Manuel Fuentes, veterinario y experto en la gestión del cánido.
España, atesora una gran diversidad biológica, hemos recibido una gran herencia de nuestros antepasados (urogallo, lince ibérico, oso pardo, lobo…) y tenemos la obligación no sólo de mantenerla, sino de aumentar sus poblaciones. Galicia tiene una gran responsabilidad sobre uno de estos tesoros: el lobo. El lobo siempre ha convivido con el hombre y debe y puede seguir entre nosotros, pero no en cualquier sitio y a cualquier precio. Como cualquier especie, ocupa su nicho ecológico, tiene su lugar. Hay poblaciones de halcón peregrino en el centro de nuestras ciudades, pero no puede haber manadas de lobos ocupando nuestras calles, ¿obvio verdad?… Pues tampoco puede haber lobos en donde existe ganadería extensiva o donde causen daños reiterados en la economía de nuestro maltrecho medio rural.
El lobo es un depredador, necesita matar para comer, pero no solo come lo que mata, los lobos españoles comen más ganado del que matan; siempre que pueden se aprovechan de las carroñas que encuentran en el campo, razón que abre la puerta a un importante punto de su gestión: Los muladares -que siempre han existido-, con los imprescindibles controles veterinarios, son una opción a tener en cuenta.
Las medidas preventivas (vallados, recoger el ganado por la noche, mastines…), no van a eliminar los daños, pero sí los van a disminuir notablemente. Sin mastines, hoy no tendríamos lobos y sin lobos nunca habría habido mastines. Donde el lobo provoque daños a la ganadería a pesar de estas medidas, deben existir unos mecanismos de compensación que valoren justamente el daño provocado de forma ágil, rápida y efectiva.
Actualmente, las poblaciones al norte del río Duero se aprovechan cinegéticamente, están consolidadas y en expansión. Los lobos portugueses gozan de protección estricta y sus poblaciones están en regresión, excepto casualmente, las manadas compartidas con la frontera española. La realidad es muy terca….
Recientemente, se ha abierto unilateralmente por parte del Ministerio de Transición Ecológica el debate sobre la conveniencia de mantener el estatus del lobo como especie cinegética, o estrictamente protegida, prohibiendo su caza en todo el territorio nacional. Inmediatamente han surgido posturas encontradas entre asociaciones ecologistas y ganaderas, ambos sectores esgrimen sus puntos de vista aparentemente enfrentados y difícilmente conciliables. Y esto es lo que hay que evitar a toda costa. La conflictividad y la polarización de posturas sólo lleva al desastre de cualquier situación, sea la que sea.
Afortunadamente, tenemos en España grandes expertos en gestión y conservación del lobo ibérico, EXPERTOS, con mayúsculas, de verdad -que no se van a vender al mejor postor-.Ojalá los responsables de tomar una decisión tan importante para el futuro de nuestra joya biológica, se pongan en contacto con ellos y tomen la decisión más adecuada para el fortalecimiento de las poblaciones de lobos, de nuestra ganadería extensiva y por ende del día a día de las personas que mantienen vivos nuestros pueblos y nuestras despensas provistas de alimentos.
Que sean ellos -los auténticos expertos-, los que tomen decisiones tan trascendentales como el estatus legal de la especie, el control de sus poblaciones….y ¿ por qué no?, la posibilidad, si lo consideran oportuno, de trasladar individuos de zonas donde sus poblaciones están consolidadas como Galicia, Asturias, Cantabria o Castilla-León a zonas donde no existe como Cataluña, Baleares, Canarias, Extremadura…,regiones españolas que han mostrado un gran interés por la protección estricta del lobo.