¿Aceptamos pulpo como animal de compañía?

Hace unos dos años, saltó a la prensa la noticia muy esperanzadora de la primera familia de cefalópodos criados en cautividad (Lourditas y Goliath) cuya descendencia iba a ser el inicio de una gran saga de éxito científico. pero también empresarial.

Se trata de la culminación de un trabajo de investigación asidua realizado en Vigo y Tenerife por el Instituto Español de Oceanografía cuyos científicos lograron reproducir pulpos en cautividad tras más de 20 años de investigaciones sobre el cultivo larvario de pulpo común (octopus vulgaris).

Este hecho supuso un hito científico internacional para el IEO, contribuyendo a la futura explotación comercial de esta especie tan demandada por los mercados actualmente, precisamente para disminuir la presión sobre los caladeros, y contribuir así a una mejor gestión de los recursos marinos, y una explotación mucho más respetuosa con los océanos.

El pulpo común tiene un ciclo corto de vida, pero con potencial de crecimiento, lo que le convierte en una especie idónea para su cultivo y desarrollo en cautividad. Los pulpos pasan por diferentes etapas en su desarrollo: huevos, paralarvas, juveniles y adultos. Los ensayos realizados en el IEO, basados en esta patente, mejoran los resultados obtenidos hasta ahora en el cultivo larvario y consiguieron obtener juveniles con los cuales iniciar la fase de engorde hasta llegar a adultos.

Finalmente, el IEO y NUEVA PESCANOVA han firmado un contrato por el que esta empresa tiene una opción preferente de licencia de la Patente del IEO sobre estas investigaciones.

“Es una noticia estupenda para el I+D+i español y gallego”, reconoció Ignacio González Hernández, CEO de Nueva Pescanova, quien añadió que “en una primera parte, la idea es investigar nuevas especies y el pulpo es un ejemplo, pero hay proyectos de otras”.

Después de la inauguración del Pescanova Biomarine Center, donde trabajan unos 40 investigadores de primera talla, la empresa decide llevar a cabo en aguas canarias la producción industrial del cefalópodo en Las Palmas de Gran Canaria.

En julio de 2021, Nueva Pescanova anunció que realizaría una grandísima inversión en la capital canaria, con un nuevo centro dotado con una inversión de 65 millones de euros que creará mínimo 450 puestos de trabajo.

La elección de Las Palmas de Gran Canaria no es al azar, las aguas canarias, más cálidas que las aguas gallegas, acortarían el ciclo de incubación y engorde del pulpo, lo que hace mucho más rentable su cría en cautividad.

«El pulpo requiere unas condiciones marinas muy específicas para su desarrollo, como la disponibilidad de alimento y factores oceanográficos óptimos relacionados con la temperatura, la salinidad, las corrientes oceánicas y el bienestar del animal», recuerda Ricardo Tur, investigador principal de la empresa. Según apunta, la supervivencia del pulpo salvaje es de 0,0001%, mientras que en acuicultura se espera que llegue al 50%.

Lo que nadie se esperaba era contar con el rechazo frontal de los animalistas, cuyos argumentos se basan en un artículo científico que cita supuestamente 300 fuentes, y un documental de Netflix cuya tesis es que el pulpo es un animal sintiente, muy inteligente y solitario, capaz de mostrar sentimientos, de relacionarse con el ser humano y ser “un maestro”.

Compassion in World Farming (CIWF), una organización que ha encontrado respaldo en Bruselas, especialmente en la comisaria de Salud y Seguridad Alimentaria, Stella Kyriakides, estudia echar el freno al proyecto, a petición del eurodiputado portugués de los Verdes, Francisco Guerreiro, que planteó que la Comisión deberá prohibir la cría de cefalópodos en su próxima revisión de la legislación europea en materia de bienestar animal.

La entidad internacional Compassion in World Farming (CIWF) ha impulsado una campaña contra la cría del pulpo en cautividad, a través de la cual han contactado con los gobiernos de varios países, incluyendo España, para instarles a prohibir la apertura de este negocio por una cuestión de “ética y sensibilidad” hacia los animales. Compassion in World Farming, en asociación con Eurogroup for Animals, contrató en 2018 a la agencia de encuestas ComRes para realizar una encuesta a nivel europeo sobre las actitudes hacia los peces, moluscos y cefalópodos.

Sus peticiones actuales se basan en lo que ellos llaman “factores fundamentales para el bienestar de todo animal: una vida digna de ser vivida y un sacrificio humanitario”.

Elena Lara, directora de investigación de CIWF, ha declarado a este respecto que “los pulpos son solitarios y muy inteligentes; ponerlos en tanques estériles sin estimulación cognitiva es malo para ellos. Afectaría gravemente a su desarrollo y bienestar general”. Afirmó que estos animales “poseen una gran sensibilidad que les capacita para sentir dolor y emociones similares a las de los humanos. Forzarles a vivir en un espacio limitado y compartido con otros individuos les ocasionaría estrés y daños psicológicos de diferente índole”.

A esta organización se le ha sumado, ¿cómo no?, un partido animalista PACMA, que ha declarado en un comunicado que busca “la construcción de una sociedad más justa con los animales. El respeto y la empatía deben ser los ejes centrales de un movimiento que se ve gravemente amenazado por la apertura de cada una de estas explotaciones. Condenar a otras especies a vivir esclavizadas solo nos denigra como seres racionales”.

La nueva chaladura animalista es parte de una agenda bien diseñada desde los años 80. Uno de los grupos más activos de Europa es un lobby muy poderoso, el “Eurogroup for animals”, una organización financiada a través de varias otras organizaciones que se dedican a la “filantropía abierta” y cuyo brazo ejecutor en España es la organización “Igualdad Animal”.

Recientemente, cayó en mis manos un documento, editado por dicho lobby, colgado en su página web que define las estrategias a a seguir hasta 2027, con una escrupulosa planificación de las distintas campañas a realizar cada año. Debo decir que me asombró la precisión con la que llevan a cabo sus acciones planificadas y como se ciñen a la temporización prevista. La intencionalidad de dicho lobby es influir directamente en la legislación europea, y las diferentes leyes nacionales de los estados miembros a través de campañas de sensibilización de la población sobre lo que ellos llaman “bienestar animal”. Europa se encuentra a las antípodas de lo que estos grupos de corte ecofascista intentan hacernos ver. El bienestar animal es una constante en la ganadería, incluso en la pesca y no se logra entender tanto empeño en hacer ver a la sociedad que el ser humano es malvado y que mantiene en “esclavitud” a los animales.

A lo largo de estos últimos años hemos visto documentales sobre la inteligencia de los cefalópodos, sobre cómo casi son capaces de establecer vínculos con el ser humano, pulpos que predicen resultados de los partidos de fútbol, libros escritos por filósofos como Peter Godfrey Smith (Otras mentes. El pulpo, el mar y los origenes profundos de la consciencia). En palabras de Peter Godfrey-Smith, “los octópodos son lo más parecido a un extraterrestre que podemos encontrar en nuestro planeta y nos ayudan a comprender mucho mejor el funcionamiento de la naturaleza.” Hemos visto libros para niños con títulos de lo más variopintos como “El pulpo mascota”, y a través de toda esta literatura, se entrevé la clara ingeniería social, para cambiar el punto de vista del ser humano y dirigirlo a dónde interesa. La Ventana de Overton funciona a toda pastilla.

La Agenda 2030 y sus ODS describen la hoja de ruta de esta distopía animalista. Sólo hay que saber leer entre lineas.

Esta sibilina humanización del animal y animalización del ser humano es producto de muchas campañas de marketing de los lobbies animalistas, que hacen el juego a la emergente industria de la llamada “carne” de laboratorio, cuyas bondades alaban con tanto ahínco todos estos ecolo-jetas.

Y en toda esta historia del pulpo, de ceder ante estos chantajes de los lobbies animalistas, España y Europa tienen todas las de perder: dinero proveniente de impuestos, puestos de trabajo, recursos, y una constante fuga de especialistas, porque un país como Mauritania, por poner un ejemplo, no le haría ascos a una empresa como Nueva Pescanova y lo que este proyecto puede aportar, empresa 100% española, que quiere invertir y tributar en España, pero a la que se le ponen zancadillas por motivos puramente sectarios e ideológicos.

Desde luego, Las Palmas de Gran Canaria no se puede permitir perder una semejante oportunidad.

En una futura entrega, desgranaré la maraña de las organizaciones animalistas, porque trae mucha tela.

 

JULIA MARIA BOCEA MITEU